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.Ildemaro German Cardozo Gutiérrez

martes, 31 de agosto de 2010

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LECCIONES DE SINDICALISMO.

TENDENCIAS DEL SINDICALISMO CONTEMPORANEO.

Sindicalismo Reformista.

No podemos olvidar una tercera tendencia dentro del movimiento sindical equidistante del sindicalismo comunista y del sindicalismo cristiano que actúa con vigor en la sociedad contemporánea, aunque sin la misma uniformidad ideológica.

Se trata de un Sindicalismo Reformista, dividido en numerosas corrientes con distintas concepciones que, hasta cierto punto, poseen líneas comunes.

Este sindicalismo reformista abandona, categóricamente, las soluciones revolucionarias, bruscas o violentas. A través de formulas pacificas, procura colaborar en la transformación de la sociedad contemporánea, sobre todo a través de la nacionalización de las industrias básicas (minas, siderúrgica, ferrocarrilera, etc.), divulgando los métodos de la economía dirigida, provenientes de Alemania y, más específicamente, de las teorías de Walter Rathenau.

Su blanco principal parece ser la idea de organizar una democracia económica que partiendo de las cláusulas sociales de la Constitución de Weimar, de 1919 radica en nuestros días en la llamada democratización de la empresa, resultante de la participación del trabajador, progresivamente, en los beneficios, en el capital y en la gestión de la unidad económica de la que participan y dentro de la cual debe ser considerado pieza necesaria e inamovible, a no ser por motivo justo.

No es difícil observar, como conclusión final que la gran escisión de la vida sindical en el mundo moderno deriva de la diversidad de concepciones políticas sobre la relación Sindicato Estado, así como las finalidades atribuidas al primero, como órgano representativo del trabajador, en la comunidad nacional.

Rechazamos las soluciones totalitarias, convencidos de que el sindicato no puede ser instrumento de ningún partido político.

Rechazamos las formulas comunistas, convencidos de que los medios de actuación sindical deben ir por los caminos de la paz, la compresión y la justicia social, sin perjuicio de la firmeza de sus reivindicaciones.

Convencidos de que el sindicalismo es el producto espontáneo de una realidad social constituida por la unidad de los trabajadores, al servicio de los cuales, por destino natural, existe y subsiste el sindicato, le contemplamos como el vehículo de las reivindicaciones obreras, ante el empresario o ante el Estado, independiente de ambos, aunque a ambos ligado, indirectamente, por los intereses recíprocos que forman la comunidad nacional y que lo transforman, sin perjuicio de su autonomía, frente al empresario, en un órgano de negociación colectiva y, frente al Gobierno, en un órgano de colaboración con el Poder Publico.

El sindicato, con los aspectos que hoy ofrece al observador menos atento, es el resultado necesario del régimen capitalista o sea un órgano que nació debido al espíritu de lucha del obrero contra el orden constituido, pero que se adaptó a las condiciones de su medio de actuación.

Esto no quiere decir, ni mucho menos, que no sea el sindicato o no pueda venir a ser, en la práctica, un instrumento de sublevación, dentro del capitalismo que le nutre. Los instrumentos principales de la lucha ideológica contemporánea dejaron de ser la guerra y la presión económica. Se trata, ahora, ante todo, de la penetración de las ideas subversivas en los bastiones, cada vez menos numerosos, y, por eso, carentes refuerzo y amparo, en que se acuarteló el capitalismo occidental.

El sindicalismo puede ser la puerta para aquella penetración especialmente en los países subdesarrollados. Si bien es cierto que se hace indispensable en estos países una estructura económica y social resistente, también lo es el hecho de que no cabe duda de que el sindicato representa una parte importante de esa estructura, para que soporte, inclusive, la acción del sindicalismo internacional, cuando el mismo asume un carácter intervencionista o revolucionario.

El sindicato moderno adquiere, en este tenor, un nítido sentido político, en cada nación, como órgano de defensa consciente de la libertad

Ildemaro G Cardozo G.

lunes, 30 de agosto de 2010

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LECCIONES DE SINDICALISMO.

TENDENCIAS DEL SINDICALISMO CONTEMPORANEO.

Sindicalismo Cristiano.

El sindicalismo cristiano data del siglo XIX. Los primeros sindicatos imbuidos de la doctrina católica son anteriores a la “Rerum Novarum”, de 1891. León XIII, en la encíclica, admite la existencia de los sindicatos, pero no revela preocupación alguna en estimularlos. Su preferencia se manifiesta a favor de otras formas asociativas, como los gremios y asociaciones mixtas. El crecimiento del sindicalismo cristiano comenzó en realidad en 1920, después del congreso de la Haya, con la creación de un nuevo órgano denominado “Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos”. Este hecho explica que en 1931, en la Cuadragésimo Anno”, el papa enfoca el problema sindical desde términos objetivos.

Los principios fundamentales del sindicalismo cristiano se asientan en la idea de que no se puede admitir la lucha de clases como una realidad inevitable, ni el uso de la violencia como medio de reivindicación obrera.

Las relaciones individuales y colectivas deben, pues, inspirarse en las nociones transcendentales de Justicia y Caridad como se declaró en el Congreso de Innsbruck, de 1922, debiendo el sindicalismo, en cierto modo, reconstruir las comunidades profesionales destruidas por el liberalismo y ayudar a la defensa de la familia, como institución, y de sus componentes, como personas.

Ildemaro G Cardozo G.

sábado, 28 de agosto de 2010

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LECCIONES DE SINDICALISMO.


TENDENCIAS DEL SINDICALISMO CONTEMPORÁNEO.


EL SINDICALISMO COMUNISTA: conserva la impronta de Lenin: subordinación estrecha del sindicato al partido político. Abierta sólo a los miembros del Partido, no debe descuidarse el Sindicato, pero no se debe atribuir valor propio. En otras palabras, pretendía Lenin no pareciendo ser otra aspiración del Sindicalismo comunista en nuestra época que el Sindicato estuviese dominado por el marxismo, sin manifestar, con todo su rótulo político, de forma que pueda servir de instrumento para la agitación anticapitalista.

Después de la victoria de la revolución Rusa, escisión ideológica entre los sindicatos bolcheviques fue muy profunda. Kolontai y sus seguidores querían afirmar el prestigio del Sindicato y su plena autoridad sobre las empresas expropiada. Otros entre ellos Zinoviev, e incluso Trotski, recomendaban la estatización del Sindicato como órgano del poder socialista.

La solución impuesta por Lenin fue la de dar al sindicalismo comunista una nueva perspectiva, después de la victoria de la revolución de 1917.

La dictadura del proletariado hizo que el Sindicato perdiese su base histórica, que era la lucha de clases. Fue preciso darle otra fundamentación, dentro de las fronteras rusas. Y esa fundamentación continuó siendo la lucha económica, más ahora sin carácter conflictivo de lucha de clases, para la supresión de una de ellas: lucha sin treguas de incentivos para la producción del pais y para la mejora del nivel de vida del pueblo en general y del obrero en particular.

Ildemaro G Cardozo G.

martes, 10 de agosto de 2010

viernes, 6 de agosto de 2010

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Actualizado el 6 de agosto de 2010
crédito adicional de bs.f. 683 millones para cubrir gastos de personal y hcm de profesores
AN aprueba recursos para las universidades
Texto:

Foto: Maigualida Barrera
El parlamento espera realizar dos erogaciones especiales más a finales de agosto.

La Asamblea Nacional (AN), en sesión plenaria, aprobó ayer un crédito adicional para el ministerio para la Educación Universitaria por unos 683 millones de bolívares fuertes que serán para cubrir “parcialmente” el déficit que presentan las casas de estudio en el país; en especial la Universidad del Zulia (LUZ) y la Universidad de los Andes (ULA).

Este crédito adicional para las universidades forma parte de un total de seis erogaciones especiales solicitadas por el ministerio de Planificación y Finanzas al parlamento para atender distintas áreas, por lo que la petición de créditos adicionales por parte del Ejecutivo supera los 4.258 millones de bolívares.

El diputado Ricardo Gutiérrez aseguró que fundamentalmente este crédito “va atender los gastos de personal”.

Señaló que las universidades han quedado en situación precaria en el ámbito financiero y “es por eso que se tiene que ir a este crédito”, dijo, también señaló que tales recursos se van a destinar al pago atrasado del HCM de los profesores universitarios.

“Los recursos para el pago del funcionamiento de las universidades es verdaderamente urgente, la Universidad del Zulia en este momento no tiene cómo pagar los servicios”, dijo el parlamentario, quien aseguró que “los pasivos laborales con el sector universitario son de una cuantía que se me escapa en este momento”.

El diputado Manuel Briceño aseguró, por su parte, que del monto total del crédito adicional, unos Bs.F. 387 millones les corresponden a las universidades, mientras que el resto irá destinado a proyectos de la Opsu.

El diputado zuliano de la tolda de Podemos, Saúl Castellanos, recordó que el incremento salarial ofrecido a los profesores universitarios de un 30% no se ha hecho efectivo luego de dos años.

También señaló que los más afectados de esta situación son los estudiantes, al tiempo que exhortó al aumento de la becas universitarias que oscilan entre Bs.F. 300 Bs.F. 400.

Castellanos solicitó que se decreta “urgencia” para que estos recursos lleguen rápidamente.

Maigualida Barrera, vicepresidenta de la Comisión Permanente de Educación, explicó que este crédito está dirigido a cubrir gastos de financiamiento parcial de los gastos de personal de las universidades, por lo que se esperan nuevas erogaciones a futuro que ayuden a las casas de estudio con sus problemas económicos a fin de que se garantice las clases a los estudiantes universitarios.

En relación con este punto, la diputada Pastora Medina señaló que “aún faltan dos créditos que vendrán a finales de agosto”.

La parlamentaria, aunque no se mostró en desacuerdo con la solicitud del crédito, sí criticó que se de a “destiempo”. “Los recursos no llegan a tiempo para que las universidades funcionen (...), señaló.

Contrariamente, Barrera aseguró que este crédito adicional representa un gesto y acción contundente de la voluntad política del Gobierno de ponerse al día con estas deudas, que muchas veces corresponden a compromisos de otros Gobiernos. “Eso tenemos que recordarlo, nos hemos remontado en lo que es la inversión educativa con más de 600%”.

La parlamentaria también recordó que entre mayo y junio de este año, se han aprobado unos Bs.F. 2.566 millones de bolívares fuertes para el ministerio de Educación, monto del cual más de 900 millones de bolívares fuertes le han correspondido a las universidades.

“En mayo se aprobó un crédito por Bs.F. 100 millones para la Unefa y dos créditos adicionales en julio que suman unos Bs.F. 130 millones para la misión Sucre”, recordó.

Barrera denunció que las universidades no rinden cuentas de los recursos que el Ejecutivo ofrece. “Las universidades nacionales son las que más consumen, a diferencia de las universidades creadas por el Gobierno, que asumen mayor número de estudiantes”, dijo.

La diputada Pastora Medina aseguró que en el asunto se ve comprometida la gestión del Contralor de la República y la Opsu, pues “son ellos los que deben exigir a las universidades una rendición de cuentas”.

El diputado zuliano Raffic Souki, miembro de la Comisión de Finanzas, desmintió que se le hayan suspendido los servicios de electricidad y agua a la Universidad del Zulia (LUZ) y explicó que hace un mes la empresa estatal Enelven envió una carta de cobro a la casa de estudios porque ésta acumula una gran deuda desde hace varios años.

miércoles, 4 de agosto de 2010

lunes, 2 de agosto de 2010

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LA HONESTIDAD UN VALOR ISUSTIUIBLE.

Es aquella cualidad humana por la que la persona se determina a elegir actuar siempre con base en la verdad y en la auténtica justicia (dando a cada quien lo que le corresponde, incluida ella misma).

Ser honesto es ser real, acorde con la evidencia que presenta el mundo y sus diversos fenómenos y elementos; es ser genuino, auténtico, objetivos.

La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás, que, como nosotros, "son como son" y no existe razón alguna para esconderlo. Esta actitud siembra confianza en uno mismo y en aquellos quienes están en contacto con la persona honesta.

La honestidad no consiste sólo en franqueza (capacidad de decir la verdad) sino en asumir que la verdad es sólo una y que no depende de personas o consensos sino de lo que el mundo real nos presenta como innegable e imprescindible de reconocer.

Lo que no es la honestidad:

- No es la simple honradez que lleva a la persona a respetar la distribución de los bienes materiales. La honradez es sólo una consecuencia particular de ser honestos y justos.

- No es el mero reconocimiento de las emociones "así me siento" o "es lo que verdaderamente siento". Ser honesto, además implica el análisis de qué tan reales (verdaderos) son nuestros sentimientos y decidirnos a ordenarlos buscando el bien de los demás y el propio.

- No es la desordenada apertura de la propia intimidad en aras de "no esconder quien realmente somos", implicará la verdadera sinceridad, con las personas adecuadas y en los momentos correctos.

- No es la actitud cínica e impúdica por la que se habla de cualquier cosa con cualquiera… la franqueza tiene como prioridad el reconocimiento de la verdad y no el desorden.

Hay que tomar la honestidad en serio, estar conscientes de cómo nos afecta cualquier falta de honestidad por pequeña que sea… Hay que reconocer que es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistad y la auténtica vida comunitaria.

Ser deshonesto es ser falso, injusto, impostado, ficticio. La deshonestidad no respeta a la persona en sí misma y busca la sombra, el encubrimiento: es una disposición a vivir en la oscuridad. La honestidad, en cambio, tiñe la vida de confianza, sinceridad y apertura, y expresa la disposición de vivir a la luz, la luz de la verdad.

Puntualidad

El valor que se construye por el esfuerzo de estar a tiempo en el lugar adecuado.

El valor de la puntualidad es la disciplina de estar a tiempo para cumplir nuestras obligaciones: una cita del trabajo, una reunión de amigos, un compromiso de la oficina, un trabajo pendiente por entregar.

El valor de la puntualidad es necesario para dotar a nuestra personalidad de carácter, orden y eficiencia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar más actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo, ser merecedores de confianza.

La falta de puntualidad habla por sí misma, de ahí se deduce con facilidad la escasa o nula organización de nuestro tiempo, de planeación en nuestras actividades, y por supuesto de una agenda, pero, ¿qué hay detrás de todo esto?

Muchas veces la impuntualidad nace del interés que despierta en nosotros una actividad, por ejemplo, es más atractivo para un joven charlar con los amigos que llegar a tiempo a las clases; para otros es preferible hacer una larga sobremesa y retrasar la llegada a la oficina. El resultado de vivir de acuerdo a nuestros gustos, es la pérdida de formalidad en nuestro actuar y poco a poco se reafirma el vicio de llegar tarde.

En este mismo sentido podríamos añadir la importancia que tiene para nosotros un evento, si tenemos una entrevista para solicitar empleo, la reunión para cerrar un negocio o la cita con el director del centro de estudios, hacemos hasta lo imposible para estar a tiempo; pero si es el amigo de siempre, la reunión donde estarán personas que no frecuentamos y conocemos poco, o la persona –según nosotros- representa poca importancia, hacemos lo posible por no estar a tiempo, ¿qué mas da...?

Para ser puntual primeramente debemos ser conscientes que toda persona, evento, reunión, actividad o cita tiene un grado particular de importancia. Nuestra palabra debería ser el sinónimo de garantía para contar con nuestra presencia en el momento preciso y necesario.

Otro factor que obstaculiza la vivencia de este valor, y es poco visible, se da precisamente en nuestro interior: imaginamos, recordamos, recreamos y supuestamente pensamos cosas diversas a la hora del baño, mientras descansamos un poco en el sofá, cuando pasamos al supermercado a comprar “sólo lo que hace falta", en el pequeño receso que nos damos en la oficina o entre clases... pero en realidad el tiempo pasa tan de prisa, que cuando "despertamos" y por equivocación observamos la hora, es poco lo que se puede hacer para remediar el descuido.

Un aspecto importante de la puntualidad, es concentrarse en la actividad que estamos realizando, procurando mantener nuestra atención para no divagar y aprovechar mejor el tiempo. Para corregir esto, es de gran utilidad programar la alarma de nuestro reloj o computadora (ordenador), pedirle a un

familiar o compañero que nos recuerde la hora (algunas veces para no ser molesto y dependiente), etc., porque es necesario poner un remedio inmediato, de otra forma, imposible.

Lo más grave de todo esto, es encontrar a personas que sienten "distinguirse" por su impuntualidad, llegar tarde es una forma de llamar la atención, ¿falta de seguridad y de carácter? Por otra parte algunos lo han dicho: "si quieren, que me esperen", "para qué llegar a tiempo, si...", "no pasa nada...", "es lo mismo siempre". Estas y otras actitudes son el reflejo del poco respeto, ya no digamos aprecio, que sentimos por las personas, su tiempo y sus actividades

Para la persona impuntual los pretextos y justificaciones están agotados, nadie cree en ellos, ¿no es tiempo de hacer algo para cambiar esta actitud? Por el contrario, cada vez que alguien se retrasa de forma extraordinaria, llama la atención y es sujeto de toda credibilidad por su responsabilidad, constancia y sinceridad, pues seguramente algún contratiempo importante ocurrió..

Podemos pensar que el hacerse de una agenda y solicitar ayuda, basta para corregir nuestra situación y por supuesto que nos facilita un poco la vida, pero además de encontrar las causa que provocan nuestra impuntualidad (los ya mencionados: interés, importancia, distracción), se necesita voluntad para cortar a tiempo nuestras actividades, desde el descanso y el trabajo, hasta la reunión de amigos, lo cual supone un esfuerzo extra -sacrificio si se quiere llamar-, de otra manera poco a poco nos alejamos del objetivo.

La cuestión no es decir "quiero ser puntual desde mañana", lo cual sería retrasar una vez más algo, es hoy, en este momento y poniendo los medios que hagan falta para lograrlo: agenda, recordatorios, alarmas...

Para crecer y hacer más firme este valor en tu vida, puedes iniciar con estas sugerencias:

- Examínate y descubre las causas de tu impuntualidad: pereza, desorden, irresponsabilidad, olvido, etc.

- Establece un medio adecuado para solucionar la causa principal de tu problema (recordando que se necesita voluntad y sacrificio): Reducir distracciones y descansos a lo largo del día; levantarse más temprano para terminar tu arreglo personal con oportunidad; colocar el despertador más lejos...

- Aunque sea algo tedioso, elabora por escrito tu horario y plan de actividades del día siguiente. Si tienes muchas cosas que atender y te sirve poco, hazlo para los siguientes siete días. En lo sucesivo será más fácil incluir otros eventos y podrás calcular mejor tus posibilidades de cumplir con todo. Recuerda que con voluntad y sacrificio, lograrás tu propósito.

- Implementa un sistema de "alarmas" que te ayuden a tener noción del tiempo (no necesariamente sonoras) y cámbialas con regularidad para que no te acostumbres: usa el reloj en la otra mano; pide acompañar al compañero que entra y sale a tiempo; utiliza notas adheribles...

- Establece de manera correcta tus prioridades y dales el lugar adecuado, muy especialmente si tienes que hacer algo importante aunque no te guste.

Vivir el valor de la puntualidad es una forma de hacerle a los demás la vida más agradable, mejora nuestro orden y nos convierte en personas digna de confianza.

Responsabilidad

La responsabilidad (o la irresponsabilidad) es fácil de detectar en la vida diaria, especialmente en su faceta negativa: la vemos en el plomero que no hizo correctamente su trabajo, en el carpintero que no llegó a pintar las puertas en el día que se había comprometido, en el joven que tiene bajas calificaciones, en el arquitecto que no ha cumplido con el plan de construcción para un nuevo proyecto, y en casos más graves en un funcionario público que no ha hecho lo que prometió o que utiliza los recursos públicos para sus propios intereses.

Sin embargo plantearse qué es la responsabilidad no es algo tan sencillo. Un elemento indispensable dentro de la responsabilidad es el cumplir un deber. La responsabilidad es una obligación, ya sea moral o incluso legal de cumplir con lo que se ha comprometido.

La responsabilidad tiene un efecto directo en otro concepto fundamental: la confianza. Confiamos en aquellas personas que son responsables. Ponemos nuestra fe y lealtad en aquellos que de manera estable cumplen lo que han prometido.

La responsabilidad es un signo de madurez, pues el cumplir una obligación de cualquier tipo no es generalmente algo agradable, pues implica esfuerzo. En el caso del plomero, tiene que tomarse la molestia de hacer bien su trabajo. El carpintero tiene que dejar de hacer aquella ocupación o gusto para ir a la casa de alguien a terminar un encargo laboral. La responsabilidad puede parecer una carga, y el no cumplir con lo prometido origina consecuencias.

¿Por qué es un valor la responsabilidad? Porque gracias a ella, podemos convivir pacíficamente en sociedad, ya sea en el plano familiar, amistoso, profesional o personal.

Cuando alguien cae en la irresponsabilidad, fácilmente podemos dejar de confiar en la persona. En el plano personal, aquel marido que durante una convención decide pasarse un rato con una mujer que recién conoció y la esposa se entera, la confianza quedará deshecha, porque el esposo no tuvo la capacidad de cumplir su promesa de fidelidad. Y es que es fácil caer en la tentación del capricho y del bienestar inmediato. El esposo puede preferir el gozo inmediato de una conquista, y olvidarse de que a largo plazo, su matrimonio es más importante.

El origen de la irresponsabilidad se da en la falta de prioridades correctamente ordenadas. Por ejemplo, el carpintero no fue a pintar la puerta porque llegó su "compadre" y decidieron tomarse unas cervezas en lugar de ir a cumplir el compromiso de pintar una puerta. El carpintero tiene mal ordenadas sus prioridades, pues tomarse una cerveza es algo sin importancia que bien puede esperar, pero este hombre (y tal vez su familia), depende de su trabajo.

La responsabilidad debe ser algo estable. Todos podemos tolerar la irresponsabilidad de alguien ocasionalmente. Todos podemos caer fácilmente alguna vez en la irresponsabilidad. Empero, no todos toleraremos la irresponsabilidad de alguien durante mucho tiempo. La confianza en una persona en cualquier tipo de relación (laboral, familiar o amistosa) es fundamental, pues es una correspondencia de deberes. Es decir, yo cumplo porque la otra persona cumple.

El costo de la irresponsabilidad es muy alto. Para el carpintero significa perder el trabajo, para el marido que quiso pasarse un buen rato puede ser la separación definitiva de su esposa, para el gobernante que usó mal los recursos públicos puede ser la cárcel.

La responsabilidad es un valor, porque gracias a ella podemos convivir en sociedad de una manera pacífica y equitativa. La responsabilidad en su nivel más elemental es cumplir con lo que se ha comprometido, o la ley hará que se cumpla. Pero hay una responsabilidad mucho más sutil (y difícil de vivir), que es la del plano moral.

Si le prestamos a un amigo un libro y no lo devuelve, o si una persona nos deja plantada esperándole, entonces perdemos la fe y la confianza en ella. La pérdida de la confianza termina con las relaciones de cualquier tipo: el chico que a pesar de sus múltiples promesas sigue obteniendo malas notas en la escuela, el marido que ha prometido no volver a emborracharse, el novio que sigue coqueteando con otras chicas o el amigo que suele dejarnos plantados. Todas esta conductas terminarán, tarde o temprano y dependiendo de nuestra propia tolerancia hacia la irresponsabilidad, con la relación.

Ser responsable es asumir las consecuencias de nuestras acciones y decisiones. Ser responsable también es tratar de que todos nuestros actos sean realizados de acuerdo con una noción de justicia y de cumplimiento del deber en todos los sentidos.

Los valores son los cimientos de nuestra convivencia social y personal. La responsabilidad es un valor, porque de ella depende la estabilidad de nuestras relaciones. La responsabilidad vale, porque es difícil de alcanzar.

¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra responsabilidad?

El primer paso es percatarnos de que todo cuanto hagamos, todo compromiso, tiene una consecuencia que depende de nosotros mismos. Nosotros somos quienes decidimos.

El segundo paso es lograr de manera estable, habitual, que nuestros actos correspondan a nuestras promesas. Si prometemos "hacer lo correcto" y no lo hacemos, entonces no hay responsabilidad.

El tercer paso es educar a quienes están a nuestro alrededor para que sean responsables. La actitud más sencilla es dejar pasar las cosas: olvidarse del carpintero y conseguir otro, hacer yo mismo el trabajo de plomería, despedir al empleado, romper la relación afectiva. Pero este camino fácil tiene su propio nivel de responsabilidad, porque entonces nosotros mismos estamos siendo irresponsables al tomar el camino más ligero. ¿Qué bien le hemos hecho al carpintero al despedirlo? ¿Realmente romper con la relación era la mejor solución? Incluso podría parecer que es "lo justo" y que estamos haciendo "lo correcto". Sin embargo, hacer eso es caer en la irresponsabilidad de no cumplir nuestro deber y ser iguales al carpintero, al gobernante que hizo mal las cosas o al marido infiel. ¿Y cual es ese deber? La responsabilidad de corregir.

El camino más difícil, pero que a la larga es el mejor, es el educar al irresponsable. ¿No vino el carpintero? Entonces, a ir por él y hacer lo que sea necesario para asegurarnos de que cumplirá el trabajo. ¿Y el plomero? Hacer que repare sin costo el desperfecto que no arregló desde la primera vez. ¿Y con la pareja infiel? Hacerle ver la importancia de lo que ha hecho, y todo lo que depende de la relación. ¿Y con el gobernante que no hizo lo que debía? Utilizar los medios de protesta que confiera la ley para que esa persona responda por sus actos.

Vivir la responsabilidad no es algo cómodo, como tampoco lo es el corregir a un irresponsable. Sin embargo, nuestro deber es asegurarnos de que todos podemos convivir armónicamente y hacer lo que esté a nuestro alcance para lograrlo.

¿Qué no es fácil? Si todos hiciéramos un pequeño esfuerzo en vivir y corregir la responsabilidad, nuestra sociedad, nuestros países y nuestro mundo serían diferentes.

Sí, es difícil, pero vale la pena.

Alicia Morales V.